sábado, 18 de diciembre de 2010

Promesas, confianza e identidad pública: Chilexcelente.

El acto de prometer es universal y constitutivo de los seres humanos
Esto abre nuevas posibilidades para nosotros en la vida. De hecho, la mayor parte de lo que hacemos en la vida es producto de nuestra capacidad de coordinar acciones con otros. No podríamos producir esto solos.
Nuestra capacidad de coordinar acciones  con otros depende de nuestra capacidad de hacer promesas.
1.  Sucede en una conversación entre personas - la persona que hace la petición y la persona que hace la promesa;
2.  Es una acción que cumple algunas condiciones indicadas y comprendidas en la petición y en la promesa, 
3.  Sucede en el tiempo.

Las promesas no están fijas, sino que viven en el lenguaje de acuerdos entre dos personas. Declaramos que la mayor parte de la gente hoy día no lo reconoce así, y que no toma el lenguaje y las promesas seriamente.

Decimos que una persona es sincera cuando tenemos el juicio que la conversación privada acerca de su promesa es consistente con su conversación pública. A la inversa, decimos que una persona es insincera cuando tenemos el juicio  que nos esconde algo o que está sosteniendo una conversación privada diferente de la conversación pública.Cuando la desconfianza es nuestro ánimo predominante en la vida, restringimos las posibilidades que se pueden desarrollar.

Vivimos en un mundo que cambia rápidamente, en que la vida puede ser una danza muy rápida, presentándonos peticiones y promesas continuamente. Si nos tomáramos el tiempo de fundar todos nuestros juicios de sinceridad, perderíamos posibilidades.

Podemos efectuar algunas acciones para disminuir el costo de romper una promesa. Por ejemplo, debemos avisar rápidamente para alertar a la persona a quien prometimos, y así disminuir las consecuencias de nuestra decisión de anular la promesa. También podemos ofrecer alguna alternativa para resolver el asunto involucrado en nuestra promesa. Podemos ofrecer una compensación por el daño que causamos. Podremos necesitar proveer fundamentos que apoyen nuestra reevaluación de prioridades, etc. y debemos saber y aceptar que cada vez que rompemos una promesa, pagamos un costo en términos de nuestra identidad pública.

Nuestra fortaleza social no sólo se expresa en  términos de dinero, sino también en términos de prestigio social y poder. La confianza que nuestras ofertas y promesas pueden evocar de los otros, es un recurso social importante. Muchas personas dedican sus vidas a obtener reconocimiento social. Considere, por ejemplo, a algunos científicos o escritores de renombre. Algo similar sucede con los políticos exitosos. El prestigio social y el poder son dimensiones fundamentales de nuestra identidad pública y, por lo tanto, aspectos que deben ser considerados cuando la diseñamos.El acto de prometer es universal y constitutivo de los seres humanos
Esto abre nuevas posibilidades para nosotros en la vida. De hecho, la mayor parte de lo que hacemos en la vida es producto de nuestra capacidad de coordinar acciones con otros. No podríamos producir esto solos.
Nuestra capacidad de coordinar acciones  con otros depende de nuestra capacidad de hacer promesas.
1.  Sucede en una conversación entre personas - la persona que hace la petición y la persona que hace la promesa;
2.  Es una acción que cumple algunas condiciones indicadas y comprendidas en la petición y en la promesa, 
3.  Sucede en el tiempo.

Las promesas no están fijas, sino que viven en el lenguaje de acuerdos entre dos personas. Declaramos que la mayor parte de la gente hoy día no lo reconoce así, y que no toma el lenguaje y las promesas seriamente.

Decimos que una persona es sincera cuando tenemos el juicio que la conversación privada acerca de su promesa es consistente con su conversación pública. A la inversa, decimos que una persona
es insincera cuando tenemos el juicio  que nos esconde algo o que está sosteniendo una conversación privada diferente de la conversación pública.Cuando la desconfianza es nuestro ánimo predominante en la vida, restringimos las posibilidades que se pueden desarrollar.

Vivimos en un mundo que cambia rápidamente, en que la vida puede ser una danza muy rápida, presentándonos peticiones y promesas continuamente. Si nos tomáramos el tiempo de fundar todos nuestros juicios de sinceridad, perderíamos posibilidades.

Podemos efectuar algunas acciones para disminuir el costo de romper una promesa. Por ejemplo, debemos avisar rápidamente para alertar a la persona a quien prometimos, y así disminuir las consecuencias de nuestra decisión de anular la promesa. También podemos ofrecer alguna alternativa para resolver el asunto involucrado en nuestra promesa. Podemos ofrecer una compensación por el daño que causamos. Podremos necesitar proveer fundamentos que apoyen nuestra reevaluación de prioridades, etc. y debemos saber y aceptar que cada vez que rompemos una promesa, pagamos un costo en términos de nuestra identidad pública.

Nuestra fortaleza social no sólo se expresa en  términos de dinero, sino también en términos de prestigio social y poder. La confianza que nuestras ofertas y promesas pueden evocar de los otros, es un recurso social importante. Muchas personas dedican sus vidas a obtener reconocimiento social. Considere, por ejemplo, a algunos científicos o escritores de renombre. Algo similar sucede con los políticos exitosos. El prestigio social y el poder son dimensiones fundamentales de nuestra identidad pública y, por lo tanto, aspectos que deben ser considerados cuando la diseñamos.